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Los humanos, debido al uso del dinero, hemos logrado dejar de confiar en lo que nos conviene. Me refiero a los estudios estadísticos, levantados en base a encuestas y trabajados cuidadosamente en base a tablas de correlaciones.
Desde los años 60 y hasta el final de la década de los 80, cientos de estudios se aplicaron en diferentes países del mundo. De los datos de esos estudios se pudo deducir que en forma consistente se presentaba una correlación alta entre el consumo de alimentos con contenido de proteína animal y la incidencia de enfermedades crónicas degenerativas como cáncer, arterioesclerosis, enfermedades del corazón, obstrucción de las venas, Alzheimer, y similares. Son todas esas enfermedades que cada día les da más a la gente; son las que hacen que se compren los seguros de gastos médicos mayores; y son las que te dicen que te dan “porque tienes tendencias hereditarias”.
Sí, es cierto. Lo que se hereda es la tendencia a desarrollar cualquiera de esas enfermedades si además la dieta es alta en contenido de proteína animal.
Es durante los últimos 100 años que en los Estados Unidos se ha observado una acelerada incidencia de casos de enfermedades degenerativas. Cada año el costo de la salud implica 120 mil millones de dólares para tratar de hacer algo por quienes ya están sufriendo de esas enfermedades degenerativas.
Lo único que hoy se ha encontrado, entre los miles de estudios que se han hecho, es que al cambiar la alimentación a cero proteína animal y solo comer alimentos que vienen de las plantas, la condición de la enfermedad degenerativa no solo se puede prevenir, sino que incluso, se puede detener y revertir.
Este trabajo es puramente periodístico editorial. Pero debemos establecer una simple relación ética de que lo que se está afirmando aquí. Lector: no tengo por qué engañarte o tratar de hacerte creer una cosa que no me deja a mí, en lo personal, nada para ganar. Nada. De hecho, corro el riesgo de que los precios de los vegetales suban, porque en la medida en que más gente demande vegetales y deje de comer animales, va a suceder que lo que a mí me gusta, lo que yo consumo, va a ir subiendo de precio.
La ética pura y simple te indica que las cosas las debes decir aunque sepas que al hacerlo, puede ser que tú te perjudiques un poco. Ah, pero también es cierto —se puede argumentar y con razón— que si hay más gente que solo coma lo que proviene de las plantas, cada vez habrá una mayor oferta de comida comercial que no contenga los elementos de proteína animal que hoy casi están invariablemente presentes en todo lo que se vende para comer. Eso sería en beneficio de los que ya sabemos esta parte de la realidad.
¿Por qué esa preocupación por la proteína (animal)? Sucede que es un sesgo histórico de los últimos 100 años de los Estados Unidos, principalmente. Ellos han marcado la pauta en muchas cosas. Sin que el mundo se diera plena cuenta, marcaron también la pauta alimenticia y promovieron a diestra y siniestra la comida con pan blanco y pedazos de animales muertos con diferentes grados de procesamiento o derivados de la leche.
Hoy se sabe que comer 3 huevos a la semana o fumar 5 cigarrillos al día durante durante 25 años tienen el mismo efecto con respecto a las enfermedades cardiovasculares que se pueden generar.
Tenemos que re- aprender a comer. La mayoría está acostumbrada a que debe tener algo de proteína en su comida. Sí, es cierto, pero nadie tiene por qué preocuparse de la proteína si su comida consiste en una sinfonía de vegetales en forma regular: en la sinfonía se encuentran todos los nutrientes que el cuerpo necesita. El cuerpo funciona mejor cuando lo que se come proviene de los vegetales y el énfasis está puesto en los micro nutrientes y no en los macro nutrientes.
Por eso es correcto decir que tenemos que re- aprender a comer. Hubo una grave equivocación en las enseñanzas que nos dieron con respecto a lo que es saludable para comer. Es hora de aceptar que fue una equivocación. No es necesario estar buscando culpables, sino únicamente encontrar soluciones. Y la solución, si nos concentramos en comer una sinfonía de vegetales, es muy sencilla y de muy bajo costo. Insisto: la dificultad está en la voluntad de cambiar.
El principal problema consiste en que la comida comercial que estamos acostumbrados a comer el día de hoy, no es la saludable pero sí la comercial, es decir la atractiva, esa que nos hace siempre tener ganas de comer. Se trata de comida preparada con ingredientes adictivos, pero que no por eso son los nutritivos que nos convienen. El cambio a la comida 100% originada en plantas es un cambio fácil en cuanto a lo que tiene que hacerse, pero difícil en cuanto a lo que se refiere a la voluntad de aceptar lo nuevo.
Cuando la dieta se concentra en comer lo que proviene de las plantas, es una dieta que garantizadamente nos va a proveer de lo que realmente necesitamos en lo que se refiere a micro nutrientes. El énfasis se ha puesto actualmente en los macro nutrientes, como proteína, grasa y carbohidratos. Cuando se come una dieta completa de comida originada en plantas, ya no tenemos que preocuparnos por los macro nutrientes, sino exclusivamente por comer en forma variada.
La gran pregunta, esa que nunca falla cuando una persona cambia de ser carnívoro a ser totalmente un comedor de plantas, es: ¿de dónde vas a obtener tu proteína? La pregunta se origina porque la gente piensa que los macro nutrientes, como la proteína, son lo importante. Sin embargo, hoy sabemos que los macro nutrientes no son lo que debe ser nuestra preocupación, sino, en todo caso, solo debemos saber que estamos tomando los micro nutrientes completos. Si nuestra alimentación proviene de una dieta completa de productos originados en las plantas, es seguro que vamos a obtener todos los nutrientes que necesitamos.
A ver, ¿qué es lo que causa tanto estrago psicológico al cambiar a la dieta 100% de plantas? Yo diría que lo que causa más tristeza es que se vislumbra que no se podrá comer eso que a uno le gusta tanto. Aquí es en donde entra la fuerza de voluntad que debe aplicarse. No es un proceso fácil, pero es un proceso que conviene mucho y que sí es posible.
Cambiar al modelo de alimentación basado 100% en plantas, es algo que la humanidad necesita urgentemente. Es algo que debemos buscar activamente, no sólo para nosotros, sino para todo el mundo.