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En serio que si los panistas no ganamos la elección venidera, merecemos ser quemados en leña verde y junto con nosotros nuestras credenciales como integrantes de un partido político, porque nuestros queridos adversarios del tricolor nos están proporcionando todos los argumentos habidos y por haber y algunos otros más, para poder alzarnos con el triunfo.
Incluso, me atreveré a afirmar que si las cosas continúan en el tenor actual, difundiré al interior del partido, una solicitud para edificar en la entrada del comité directivo estatal, un monumento a la memoria del ejecutivo estatal, patentizándole nuestro agradecimiento por su inestimable contribución al triunfo de la causa blanquiazul.
Efectivamente, ¿Qué más podemos pedir? Una gobernadora entretenida en sus idas y venidas y más que evidentemente desconectada de la realidad y problemática del estado, afecta al figurado, con pretensiones de socialité, dadivosa, partidaria del efectismo y los golpes teatrales, reacia a la apertura y la transparencia y fervorosa creyente en el mal llamado periodismo de estado.
¿Qué mayor ventaja para la oposición que un congreso sumiso, integrado por legisladores sin otro criterio que no sea la lealtad a quien se consideran deudores?, ¿Qué mejor provecho que un partido político que se mimetiza y confunde con las instituciones gubernamentales y con constantes intrusiones en la vida de nuestra entidad?
¿Qué mejor capital que la opacidad, la falta de transparencia, la renuencia a la rendición de cuentas, las presuntas corruptelas y tráfico de influencias de parte de funcionarios de toda clase de niveles? Tendríamos que vivir agradecidos con nuestros contrincantes que nos obsequian semejantes áreas de oportunidad.
De esta manera y ante tan halagüeño panorama, considero que tenemos allanado el camino para retener la alcaldía y poner a salvo el buque insignia de la resistencia panista, a no ser que nuestras divisiones internas, nuestras mezquindades y los intereses creados de ciertas facciones prevalezcan y se hagan presentes a través de la elección de un mal candidato, es decir de un abanderado carente de carisma, de arraigo popular y de identidad con mujeres y jóvenes, que integran los segmentos más importantes del padrón electoral y por ende, los renglones en que más énfasis debemos hacer en nuestro trabajo proselitista.
Así es, nuestros adversarios ya han hecho lo suyo, mediante pifias y desaciertos a cual mas espectaculares. De nosotros depende tener la capacidad y la sabiduría para aprovecharlos y reencauzar las inquietudes y el descontento de la ciudadanía, traduciendo esto en acciones favorables a nuestra causa y como consecuencia final, en votos. Más ayuda no se puede pedir. Más auxilio no se puede tener.
Convoco a los integrantes de los comités estatal y municipal, a poner manos a la obra en la tarea de propiciar que la mejor alternativa emerja a la candidatura de Acción Nacional y de proveer los mecanismos para que la ciudadanía se adhiera a esta labor. La responsabilidad está en sus manos, ojalá sepan estar a la altura de la tarea.
Ciudadano: si amas a Yucatán, ¡Vota por el PAN!