México (1 de agosto).- Miguel Barbosa, presidente de la Junta Directiva del Senado, ha soltado una declaración por demás singular. El coordinador del Grupo Parlamentario del PRD ha mencionado que la izquierda tiene un gran reto en el mundo y ése tiene que ver con posicionarse como un modelo alternativo de gobierno; debe además, ser una opción viable y atraer a la gente acreditándose como algo distinto a lo que ofrecen las otras fuerzas políticas, fuera también de lo que el modelo económico preponderante ofrece.

Esto lo habría comentado después del banderazo de salida con motivos de los trabajos del IV Encuentro Parlamentario del XXI Encuentro del Foro de Sao Paulo.

Además, añadió que la izquierda es una visión de la vida que puede identificar un pensamiento de vanguardia y progresista que debe combatir la desigualdad para aspirar a una mejor sociedad:

“No exijamos que la sociedad sea un segmento ideologizado, aspiremos a que nos vea como alternativa posible para el cambio que siempre se requiere. La desigualdad está presente en todos los países del mundo, hasta en los más desarrollados ahí está presente”.

Eso en un primer nivel. Después, Barbosa acotó su discurso a un plano local, cuando dijo que es necesaria “la unidad de las izquierdas en México con visión para ser gobierno federal”.

Partiendo de esa declaración, la izquierda, entonces, debe conciliar sus intereses; luego, reconciliarse con el electorado decepcionado. ¿De qué otra forma la izquierda, en este caso el PRD, llegaría al gobierno federal?

Para nadie es secreto el aprecio político que Miguel Barbosa tiene por el actual jefe de gobierno; él mismo lo destapó con miras al 2018. Al parecer, el PRD está de acuerdo, pero el mismo PRD está consciente de sus limitaciones y de que ha perdido un gran terreno.

Hace unos días, el dirigente del Sol Azteca habría salido a anunciar la fusión con el Partido del Trabajo; hecho que después desmintió un representante de ese instituto político.

Desde que Andrés Manuel López Obrador representó la “esperanza” en las filas del PRD, no ha habido alguien que genere expectativas o por lo menos un mínimo acercamiento a esta tendencia como lo hizo él durante dos intentos por llegar a la Presidencia.

La gente que pudo haber apoyado al Sol Azteca se mudó al nuevo partido de AMLO. Tampoco es secreto que López Obrador dejó clara su poca simpatía por los demás partidos de izquierda, en especial con el PRD, al menos en el DF.

La izquierda electoral tiene un reto muy grande; grandísimo, al menos la del PRD, pues las otras dos fuerzas con las mismas tendencias en la política tradicional están disminuidas (caso de Movimiento Ciudadano) o al borde de la desaparición, como en el caso del PT.

Morena, como fuerza política emergente se ha posicionado en la Asamblea Legislativa del DF, pero su presidente ha mencionado que no se debe buscar la alianza con ningún partido, sino con la gente, “con los mexicanos que quieren que las cosas cambien (…) ese es el partido más grande” con el que hay que buscar alianza.

La izquierda electoral en México dejó de ser oposición para instalarse del lado derecho del partido gobernante; lugar que en otros tiempos ocupaba solamente el PAN; a la izquierda no hay partido que tenga realmente un contrapeso. ¿La unión hará la fuerza?- (Agencias)