México (4 de julio).- Deserción, venganzas de palabra u obra y hasta sabotaje son algunas de las consecuencias más comunes del acoso laboral o mobbing, una conducta que podría tener sus orígenes en el patrón de vida que se tuvo en la infancia, señaló el especialista Luis Guerrero.

Integrante del Patronato Psicológico Queretano, el especialista mencionó en entrevista con Notimex que el acoso en los centros de trabajo no es algo nuevo pero la forma de abordarlo y atenderlo sí en novedosa, sobre todo porque la cultura laboral ha cambiado en los últimos años.

“La violencia familiar tiene que ver con el patrón de vida que los adolescentes y adultos trabajadores tuvieron en su infancia, ya que una persona que en su infancia fue víctima de violencia o en el seno familiar vio prácticas de violencia, es muy probable que haga mobbing en su centro de trabajo”, estableció.

Explicó que se da de forma horizontal, es decir entre empleados del mismo nivel o categoría, mediante una negativa a trabajar en equipo y la práctica recurrente de acusar, insultar o denostar al compañero.

Sin embargo, también se da de forma vertical, donde el jefe amenaza al empleado con despedirlo, reducirle el salario, retirarle su derecho a periodo vacacional u otras prestaciones laborales, etcétera.

“Siempre será una relación asimétrica, donde uno se sienta superior al otro para violentarlo en cualesquiera de sus manifestaciones, ya sea física, psicológica, sexual, etcétera”, enfatizó el especialista.

Luis Guerrero remarcó que las consecuencias más comunes del mobbing o las que se manifiestan primero son la deserción laboral, las venganzas violentas, ya sean de palabra o de obra, y el sabotaje a la labor principal del centro de trabajo.

Por separado, la titular de la Coordinación de Empleo de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), Ana Elena Barroso Velázquez, definió al mobbing como un comportamiento negativo entre superiores e inferiores jerárquicos de una organización, a causa del cual el individuo afectado es sometido a ataques sistemáticos, directos o indirectos, durante mucho tiempo y de manera continua.

La especialista refirió que se trata de un fenómeno cada vez más frecuente que se propicia debido a una “permisividad cultural”, lo que provoca que se interrumpan las relaciones interpersonales y de trabajo.

En cuanto a los “costos”, indicó que los más comunes son la pérdida de resultados en el trabajo, la pérdida de mejora de medidas de aseguramiento de calidad e incluso, de seguridad en el ámbito productivo.

“Los efectos indirectos, tienen que ver con la reducción de la eficiencia y productividad, pérdida de la calidad del producto, de la imagen de la organización y la disminución del número de clientes”, precisó.- (Agencias)