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Estamos en septiembre de 2013. El país mexicano está siendo sacudido por los maestros, esas personas contratadas por las escuelas para enseñar a los niños, jóvenes o adultos y adultos mayores, lo que se supone que los maestros saben mejor que los supuestos alumnos.
Se trata de los maestros que trabajan para el sistema de Educación Pública Oficial. Los maestros de las escuelas privadas parecen estar aún tranquilos y en paz. Esperemos que así continúen.
Los maestros del sistema federal están disgustados porque se pretende que el trabajo que desempeñan sea medido. O bien, se espera que ellos sean medidos en sus verdaderos conocimientos para tenerlos calificados y sujetarlos a cursos especiales para mejorar sus conocimientos en caso de que las pruebas encuentren que eso es lo que debe hacerse.
Pero ellos desean continuar haciendo las cosas como las han hecho siempre. Ellos tienen ciertas tradiciones que se originan en los días en que se formaron sindicatos oficiales para controlarlos. Hoy se necesita que ellos mismos se controlen y entiendan que deben tener un buen grado de conocimiento de lo que están cobrando por enseñar. Sabemos que es bastante difícil enseñar lo que se ignora.
El sindicato de los maestros mexicanos contratados por el sistema de educación pública federal, es un sindicato que posee tremendas cantidades de dinero. Estamos hablando de miles de millones de pesos; quizás incluso de dólares. Los líderes de este sindicato son personas que tienen muchas ganas de continuar con la ocupación de ser líderes sindicales de educación, porque la cantidad de dinero que manejan es, sin duda, de gran importancia financiera para cualquiera.
Por lo tanto, esos líderes van a actuar a favor de los intereses de quienes ellos supuestamente representan, porque así se podrán mantener más sólidamente como tales. Es importante para ellos cuidar sus puestos de trabajo, porque son puestos que los ponen muy cerca del control de grandes cantidades de dinero. Ya hemos visto como la líder sindical Elba Esther Gordillo fue puesta en prisión acusada de malversar casi 2 mil millones de pesos. Las personas que pueden manejar tales cantidades de dinero también pueden con gran facilidad comprar todos los canales encargados de conducir hacia la Justicia a secas.
Los padres de los niños que deben ir a clase, pero que están quedándose en las casas —los maestros están en las escuelas, pero avisan a los padres de los niños que los niños deben quedarse en las casas, pues ellos, los maestros, están ocupados en otros asuntos, que les impiden dar clases— se han molestado contra los maestros y ahora les advierten que si a ellos no les gusta el trabajo que deben hacer, entonces que deben cedérselo a otras personas que sí quieran ser maestros y estén dispuestos a sujetarse a las pruebas de calidad.
Se trata de un secuestro porque el sistema de sindicatos es lo que provoca cuando los miembros de esas agrupaciones se niegan a acatar medidas que estarían a favor de quienes pagan sus sueldos. Las leyes sindicales permiten que los afiliados vayan a la huelga. Esto significa que pueden detener la acción del trabajo, dejar de trabajar pero mantenerse ocupando las instalaciones e impedir que otras personas ocupen sus puestos. Es el derecho de huelga. Pero solo lo tienen los trabajadores sindicalizados. Los demás humanos que estamos fuera de algún sindicato carecemos de esos derechos. Si dejamos de trabajar, en forma inmediata se nos sustituye por otros que sí quieran hacer lo que manifestemos preferir hacer en alguna otra forma.
La ley que está a favor de los sindicatos es una de esas leyes que rompen el equilibrio de la sociedad. Pero, al mismo tiempo, gracias a esas leyes sindicales fue posible que empresarios carentes de visión humanista, fueran sustituidos por otros que sí tenían la visión y abrieron empresas con actitudes diferentes, con tratos mucho más humanos a favor de los trabajadores, sindicalizados o no. De hecho, la necesidad del sindicato solo surge cuando las condiciones laborales dejan qué desear. ¿Quién necesita un sindicato si no tiene derecho alguno violado?
Los maestros del sistema federal parecen tener muy buenas prestaciones. ¿Para qué necesitan un sindicato? Ah, es que gozan de esas prestaciones porque los sindicatos lo lograron, ¿verdad? ¡Falso! La historia nos cuenta algo diferente: los políticos recibieron apoyos de los sindicatos y los sindicatos recibieron apoyos de los políticos cuando estos ya estaban en funciones. ¿Y el resto de la sociedad?
¿Ven? Aquí está el detalle de la cuestión. Los intereses de la sociedad van quedando truncos conforme aumentan los derechos de los sindicalizados. Pero, la razón de ser de los maestros es para servir a la sociedad —enseñando a niños y jóvenes— a cambio de emolumentos adecuados. ¿Qué pasa si esa razón de ser se pierde o se esfuma entre los derechos sindicales?
Es cuando las cosas se ponen difíciles.
Desde antes de 2000, con Zedillo, luego con Fox, luego con Calderón y ahora con Peña, los gobiernos federales han tratado de poner en orden el asunto del sistema educativo en el país. Loret de Mola Álvarez se burló del difunto Lujambio, porque este manifestó en forma clara y abierta la total impotencia del poder federal frente al sindicato —en ese momento bajo el liderazgo de la maestra.
Hoy todo México está viendo cómo las cosas se van poniendo cada día más complicadas. Los maestros están ocupando las escuelas, pero impidiendo, al mismo tiempo, que los alumnos entren a tomar las clases regulares. Están en pleno movimiento para impedir las mejoras que se necesitan de ellos. ¿En qué parará este asunto?